A mí me borraron el mar de un plumazo.
Amelia recuperó sus huellas en Ancón.
A Miró todavía le suenan las campanas.
Y Sinán inmortalizó a Taboga.
A mí me borraron el mar de un plumazo.
Mi cometa perdió su cola con vientos de furia.
Mi caña no tiene hilo, anzuelo, ni carnada.
Mis barcos de papel se los llevó la marea.
A mí me borraron el mar de un plumazo.
Solo veo murallas de Jericó rodear a Manzanillo.
¡Las huestes y trasplantados no dejaron ni las huellas,
ni campanas, ni inmortalizaron a Colón!