Los otros salvadores de vidas humanas

Los perros son llamados “mejores amigos del hombre”, pero pareciera que esa frase entendió solamente el perro. Según la Real Sociedad Canina, de 800 millones de perros en todo el mundo, aproximadamente 500 millones viven abandonados y sin hogar, por ejemplo, en Bolivia se calcula aproximadamente 4 millones de perros que viven en las calles. Ignorancia, barbarie, trastornos mentales son sinónimos de este tipo de sociedades, personas y autoridades.

Sin embargo, con los últimos episodios que vivió la humanidad como el COVID-19, terremoto en Turquía (2023), terremoto en México (2022) entre otros países y acontecimientos, los perros nos han demostrado que pueden llegar a ser expertos en salvar vidas humanas.

En el caso de la cuarentena por el COVID-19 según el estudio de Journal of Veterinary Behaviour confirmaron que los animales de compañía trajeron beneficio para la salud mental, emocional y física de las personas. Tres de cada cuatro personas entrevistadas en España contestaron que su mascota (perro 61,2 % o gato 38,8 %) les ayudó a superar el confinamiento.

En el terremoto de Turquía y Siria 16 canes ayudaron en búsqueda y rescate de personas, uno de ellos el perro Balam logró encontrar personas con vida, en el terremoto de México (2022) la perrita Frida encontró más de 12 personas, en Bolivia (2022) un perro llamado Jackson salva a su dueña justo en el momento en el que su expareja estaba a punto de apuñalarla, otro caso del perrito Henry en Connecticut, salvó la vida del bebé de sus dueños de seis meses de edad y así tenemos perros salvavidas en nieve, agua, tierra, perros de terapia que ayudan a tranquilizar a niños y ancianos en los momentos críticos, perros lazarillo que ayudan a personas con diferentes discapacidades, también tenemos perros de terapia o la famosa historia del perro Hachiko recordado por haber esperado a su amo y los casos suman y suman, con toda la información del mundo se podría escribir tomos de libros sobre nuestros héroes y sorprendentes perros.

Con todo, hay un punto que quiero resaltar sobre la depresión, es la cuarta causa de muerte humana, cada año se suicidan más de 700.000 personas o perecen con otras enfermedades a causa de la depresión como son enfermedades cardiovasculares, diabetes, accidentes cerebrovasculares, dolor, enfermedad de Alzheimer, osteoporosis, ante esto la ciencia ha demostrado que las interacciones con animales de manera activa mejoran el estado de ánimo y reducen los niveles de estrés en las personas. Los perros, gatos y hasta los pájaros son favorables para combatir la depresión.

Frente a los beneficios que el perro presenta hacia el humano, el plan de instancias internacionales es sustituirlo con robots, por ejemplo, en casos de rescate de personas; pero esta actividad puede durar horas, días y hasta meses, mientras los robots necesitarían de energía las unidades caninas no dependen de la electricidad ni de internet; además, los perros rescatistas pueden oler el sudor, las hormonas, la sangre y los excrementos humanos, incluso la respiración de las personas sepultadas.

Cuando logran localizar a un superviviente, avisan a los rescatistas a través de ladridos o arañando en los escombros. Es decir que la técnica de los robots no está funcionando lo suficiente para que pueda ganar al olfato de un buen perro rescatista, pero al mismo tiempo desarrollar las habilidades de nuestras mascotas llegan a ser beneficiosos para las familias. ¡Nuestros perros son insustituibles!

Para terminar, tengo que ser sincera que me duele el alma ver cada día mascotas azotadas por la crueldad del ser humano, no entiendo cómo es posible que las autoridades teniendo el poder social, político y económico para cambiar estos hechos, no hacen nada; por otro lado tenemos personas con buenos proyectos pero no son escuchadas, porque va en contra del pensamiento de activistas que viven del sufrimiento de los animales que dicen querer u otros grupos animalistas que carecen de muchos conocimientos, hasta tienen un perfil psicológico alterado o prácticamente muchos  no quieren invertir en unos “simples animales” y por otro lado tenemos medios de comunicación  absortos en la farándula y política; las universidades y la empresa para estos temas resultaron ser simplemente del montón o nada.

Es claro que no podemos quedarnos con los brazos cruzados, luchar con acciones, aunque de manera individual, puede ser el comienzo de un futuro mejor para nuestros animales, como quien decía: “la esperanza es lo único que se pierde”.

Jackeline Barriga

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