Una alternativa para el proceso de construcción territorial
La ciudad, como escenario del desarrollo de las actividades de la sociedad, implica una visión integral entre todos los actores que intervienen en ella. Sus diferentes intereses y prioridades particulares.
En este contexto, es necesario hacer un llamado a los enunciados de La Carta del Derecho a la Ciudad (s/a, 2008), la cual define el Derecho a la Ciudad como :
“el usufructo equitativo de las ciudades dentro de los principios de sustentabilidad, democracia, equidad y justicia social. Es un derecho colectivo de los habitantes de las ciudades, en especial de los grupos vulnerables y desfavorecidos […] .”
En este contexto, es necesario hacer un llamado a los enunciados de La Carta del Derecho a la Ciudad (s/a, 2008), la cual define el Derecho a la Ciudad como :
“el usufructo equitativo de las ciudades dentro de los principios de sustentabilidad, democracia, equidad y justicia social. Es un derecho colectivo de los habitantes de las ciudades, en especial de los grupos vulnerables y desfavorecidos […] .”
Dicho esto, se puede entender que, en nuestra sociedad, es cada vez más evidente que se reclama un cambio en la forma de construir la ciudad, para abrir un espacio de intervención sobre el modelo de la ciudad-negocio al de la ciudad-derecho.
Por tal motivo, está ganando fuerza el concepto del “derecho a la ciudad” como punto focal que articula las luchas sociales democratizadoras, y donde interviene la participación de los habitantes.
Participación ciudadana
Dentro de los procesos de gestión urbana, la participación ciudadana ha sido un tema que se ha intentado modernizar con nuevas metodologías y estrategias de enseñanza-aplicación. Pretende lograr una buena aportación de ideas y conceptos por parte de los ciudadanos. Y por medio de estas, consolidar un colectivo/ciudadano en la construcción, desarrollo y transformación de la ciudad.
Sin embargo, dichas metodologías generalmente se han quedado en la teoría. Lo que se ha manifestado en los proyectos urbanos que se ejecutan en las ciudades, no responden a los intereses y anhelos del ciudadano. Y se realizan bajo los parámetros técnicos, económicos y políticos según la conveniencia de una minoría (Hernández, 2016.).
¿Quiénes son los afectados?
Podemos comprender entonces que, los ciudadanos son los principales afectados en la toma de decisiones estatales que se materializan en proyectos.
Una problemática existente en Panamá donde la práctica actual no involucra la participación de manera equitativa y muchas veces las decisiones de diseño de un proyecto responden únicamente a la visión, en este caso, de quien ejecuta el proyecto conceptual.
Entendiendo que, los ciudadanos a su vez contemplan situaciones desde sus vivencias cotidianas, memoria colectiva y cultura común.
Consideramos pertinente, involucrar a estos actores en el proceso de diseñar proyectos que cuenten con intervención pública.
Esencialmente, aquellos relacionados a espacio público y renovación urbana, los cuales ofrecen la oportunidad de responder a las necesidades reales del entorno. Además de empoderar a los ciudadanos en los procesos de cambio y gestión del territorio, promoviendo así, equidad social y responsabilidad colectiva en la toma de decisiones.
De esta forma, el diseño participativo, citando a Almuneda Garrido nos permite proponer nuevas acciones que generen espacios flexibles, resilientes y reciclables como canales para construir diálogos entre lugareños y actores temporales.
Conclusiones
En experiencias previas, podemos concluir que, el proceso de participación ha proporcionado oportunidades para el aprendizaje social (Garrido, 2018).
En otras palabras, las personas que participan transforman sus ideas, comparten conocimiento con los especialistas y es un proceso de aprendizaje entre todas las partes, lo cual además, genera una cultura de creatividad, valores y aspiraciones compartidas que promueven la construcción del territorio, imaginando escenarios resilientes, sostenibles y apreciables por los habitantes.
Por lo tanto, construir la ciudad desde lo colectivo debería convertirse en un proceso habitual, permitiendo así una mejor gestión de los recursos y del territorio.
Referencias
- Garrido Díez, Almudena (2018). Al participar se hace ciudad en el entretanto. Urbanismo emergente en Bilbao. Revista Ejemplo 1, 11(22), 1-10.
- Hernández Araque, M. J. (2016). Urbanismo participativo. Construcción social del espacio urbano. Revista de Arquitectura, 18(1), 6-17. doi: 10.14718/RevArq.2016.18.1.2
- s/a 2008a (2005) “Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad” (segunda versión) en HIC-AL El derecho a la ciudad en el mundo: compilación de documentos relevantes para el debate (México: Lenguaraz).