En un tronco frente al mar

Poema

Bajé al mar y me senté en un tronco frente a él…
y del tamaño del mar te extrañaba.
Y allí caminé y encontré una piedrecita en forma de corazón;
por un costado estaba rajada…
y un pequeñito caracol hermoso que a su lado estaba.
Veía las gaviotas volando y volando y qué hermosas y libres volaban.
Mientras veía las gaviotas, las olas que traía el mar muchas cosas me
murmuraban… y mis ojos de Amor y Soledad, se mojaban.
Miré el horizonte y vi que las nubes y el mar se besaban,
que la arena y el mar se besaban,
y yo extrañaba tus besos…
y del tamaño del mar te extrañaba.

Veía cómo suavemente la brisa y las palmeras se acariciaban,
y sentía como esa brisa me acariciaba la cara,
y extrañé tus caricias, y extrañé tus besos y tu mirada.
Y extrañé tantas cosas tuyas que soñaba y tenía,
y que, como la luz del sol en este atardecer,
poco a poco, de mi, se alejaban.
Y del tamaño del mar te extrañaba.

Y pensaba en ti y me ardía el corazón,
y la soledad y el Amor, por dentro, me calcinaban.
Y sentado en un tronco frente al mar, a Dios, de ti y de mí, le hablaba.
Le pedía cosas bellas y otras más hermosas le contaba.
Y las olas del mar de la libertad del Amor me murmuraban.
Y mirando la orilla te sentía y aunque no estuvieras allí,
en la playa te buscaba… y al no encontrarte…
del tamaño del mar te extrañaba.

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César Erasto Cárdenas Castillero

— Autor —

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